Canal de Guadarrama

El Canal de Guadarrama: la gran apuesta

Cuando Pedro Martinengo se arruina, Carlos III manda comprar en 1778 el Canal de Manzanares, convirtiéndose la infraestructura en un asunto de estado que interesaba mantener y continuar al verse inacabada.

Pocos años más tarde, el ingeniero militar Carlos Lemaur plantea una propuesta al Estado consistente en no sólo llegar a Aranjuez con el Real Canal, sino abrir cauce hasta Sevilla y tener así salida al mar por territorio propio, sin necesidad de atravesar Portugal por el Tajo, lo cual podía suponer pago de tributos al país vecino.

Sin embargo el caudal en el Real Canal apenas daba para abastecerse a sí mismo, quedando la navegación incluso interrumpida en tiempos de estiaje. Para solventarlo Lemaur propuso un transvase de cuencas del río Guadarrama a la cuenca del Manzanares. 

¿Pero cómo se planteaba este trasvase? Mediante una gran presa, la mayor del mundo en ese momento, en una garganta granítica del río Guadarrama, conocida como "El Gasco", en el confín de los términos municipales de Galapagar, Torrelodones y Las Rozas.

Desde ese punto habían de comenzarse las obras, construyendo la gran presa de gravedad, de sección triangular, con 70 m de espesor en la base y 4 m en la coronación, alzando casi 100 m de altura. Precisamente esa elevación de cota es la que permitía luego, mediante un cauce de mínima pendiente, atravesar la divisoria de aguas en la población de Las Rozas y bajar hacia Madrid por su cuenca natural.

Las obras de esta magna empresa, esperando convertirla en la gran obra pública del siglo XVIII en España, serían financiadas por un grupo de ricos nobles y burgueses reunidos en el primer Banco Nacional de San Carlos, precursor del Banco de España.

Así se dió comienzo a la construcción de la Presa del Gasco y al Canal de Guadarrama en 1786.

En 1796, fecha a la que corresponde el plano a continuación, en apenas una década de trabajos, tenían la obra muy avanzada: el cauce se había abierto 27 Km aproximadamente, hasta las inmediaciones del núcleo urbano de Las Rozas. Por su parte, la gran presa había superado más de la mitad de su altura, por lo que los trabajos habrían de ir cada vez más rápidos, al irse estrechando la sección.

Plano de los Lemaur. 1796. Canal de Guadarrama

 

EL DESASTRE

El 14 de Mayo de 1799, tras una intensa tormenta, el centro del paramento de la presa por su cara de aguas abajo se desmoronaba sin causar víctimas, ante el horror de todos los que tanto trabajo les había costado y el estupor de los banqueros que veían cómo su pila de lingotes de oro que levantaba la ciclópea presa se había disuelto como un azucarillo.

Todavía no existía un cuerpo civil de ingenieros, no había suficientes conocimientos de hidráulica; y fue una suerte que se derrumbase la presa, pues de haberse concluido y llenado de agua, la catástrofe habría sido aún mayor.

Tampoco supieron construirla, pues si bien cumplía con unos ciertos conocimientos sobre la presión triangular del agua, y la sección así lo demostraba, sin embargo el sistema de cajones de relleno encofrados por grandes sillares encadenados, no iba a funcionar.

La junta de accionistas acordó designar al arquitecto mayor Juan de Villanueva como perito, quien visitó el lugar y dispuso retirar todo el material caído para no hacer tapón en el río. El resto de la presa se dejó abandonada para siempre.

Este desastre y otro semejante en Lorca, con el derrumbe de la Presa de Arcos (en la que murieron cientos de personas por la riada ocasionada), fueron los detonantes para que Agustín de Betancourt fundase la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos en 1802.

Presa del Gasco

 

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