A casi 13 km desde la Cabecera, la Octava Esclusa se encuentra en la intersección con la conocida Cañada Real Galiana, en las cercanías de Perales del Río (Getafe), en un paraje denominado “La Torrecilla”. Esta es la última esclusa que se completó en la primera etapa del Canal, puesto que la Novena se comenzó pero quedó interrumpida hasta su conclusión ya en época de Fernando VII.
Podemos aproximar su fecha de inicio hacia 1790, ya que en un dictamen de M. Hermosilla de 1792 se dice que ya se halla la Novena en construcción, por lo que la Octava sin duda lo estaba, sin embargo en su “Viaje por España” de 1793 Antonio Ponz asegura que “se hayan concluidas 7 esclusas”, por lo que cabe pensar que se habían terminado hasta la Séptima, estando la Octava en construcción, aunque no en funcionamiento.
Esta esclusa, por ser un paso de ganadería de relativa importancia, tuvo un puente de fábrica desde el principio, con una anchura mayor (¡casi unos 8 metros!). La rosca del arco, que conforma la bóveda del puente es de ladrillo macizo, mientras que los tímpanos son de mampostería de aljez, muy propio esto de aquella primera etapa constructiva.
Ya en 1848, Madoz nos proporciona una breve descripción de la Octava Esclusa, señalando que en la casa del peón existían unas dependencias que en su momento fueron habilitadas para la dirección de obras del Canal; también nos descubre el abandono del Canal en esos momentos, refiriéndose a una almenara de desagüe al río desde la esclusa, cuya bóveda se había desplomado, cegándola e inutilizándola.
Actualmente la esclusa se conserva medio enterrada, y su puente sigue dando servicio a la Cañada que cruza por encima. Desgraciadamente el vaso de la esclusa está colonizado por malas hierbas y sirve de vertedero local, por lo que apenas se puede apreciar su presencia más que como un socavón lleno de desperdicios.
Como problema añadido, se acumula agua pestilente durante las épocas húmedas, que no tienen salida por estar además el cauce interrumpido por unos colectores tributarios que van a la cercana Depuradora Sur, por lo que convendría hallar una solución que dignificase unos vestigios de su magnitud.
La casa del peón conservador se arruinó, aunque sus ruinas sirvieron de base a una construcción rural bastante lamentable, pero que se encuentra en uso aparentemente.
