Tras completar la operación arqueológica en la Quinta Esclusa, en la que se han llegado a extirpar los grandes olmos que crecían en su seno en un lugar húmedo con el freático elevado, se ha podido ver la potencia magnífica de una obra hidráulica del siglo XVIII y XIX.

La Quinta Esclusa con sus 30 m de "eslora" conservaba su puente, sus telares, su zampeado de madera, sus escaleras de servicio... Ahora están siendo consolidados sus muros con mortero, protegida con un geotextil, pero es en definitiva el maquillaje del cuerpo del delito. Lo están vistiendo para sepultarlo a continuación. El fondo, con el freático más elevado ya ha sido rellenado de arena.

Desde nuestra Plataforma de Amigos del Real Canal de Manzanares lamentamos que no se haya podido encontrar otra alternativa que enterrarla para siempre debajo de las vías del AVE... y la desdicha viene de no poder trasladar una subestación eléctrica mal emplazada, construida con prefabricados junto a las vías existentes y que por evitarla hacer coincidir en trazado el desdoblamiento de las vías y nuestra joya de esclusa.

Es una verdadera lástima que no haya campañas de estudios arqueológicos previas a las intervenciones sobre el territorio y que sólo cuando ya está todo en marcha se encuentran tesoros cuyo interés no se ve capaz de vencer el rígido sistema administrativo de contratas. Desde la Administración hay quien luego lucha por salvar un pedazo, pero este no debería ser el método: exponer cachos de historia fuera de su sitio (que era además parte de su valor); prevención arqueológica para evitar atropellos, pero esto parece no interesarle a nadie.

Confiemos en que los madrileños del futuro sepan querer mejor su historia y el legado que les llegue, si les dejamos algo, claro está. De momento si quisieren recuperar la Quinta Esclusa, deberán renunciar al AVE, o rectificar el trazado.

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